Escritos

¿QUÉ LE FALTÓ A MI PRÉDICA?

Desde que inicié en la aventura de evangelizar y predicar, siempre he pensado en lo que puede faltarle a mi prédica para ser mejor o para que llegue a las personas que me escuchan. En muchas ocasiones pregunto a los más cercanos sobre su parecer y sobre qué obtienen del mensaje transmitido. En estos años me ha permitido crecer y aquí quiero compartir contigo cinco elementos que desde mi punto de vista no deben de faltar en una predicación.

Son herramientas que he ido aprendiendo e implementando con el paso del tiempo, quizás te funcionarán, quizás no, pero lee y luego me cuentas qué te parece.

  1. Habla sobre lo que ha hecho en ti eso que enseñas.

A la gente le gusta que le hablemos desde la experiencia. Si ves a una persona en sobrepeso vendiéndote una máquina de hacer ejercicio, es poco probable que la compres. No por un prejuicio, sino porque lo que vende no se corresponde con los resultados que ves en la persona que la vende.

Predicar no solo requiere discurso, requiere vivencia. Cuando hablas de algo que esa palabra ha hecho en tu vida a lo largo de los años, permite a quienes te escuchan conectar con tu experiencia y abrirse más al Señor. Los discípulos pidieron a Jesús que les enseñe a orar porque vieron el efecto que la oración al Padre tenía en su vida (Lc 11,1-4).

  1. Habla de soluciones.

A nadie le gustan las malas noticias, por eso el evangelio es una BUENA y NUEVA NOTICIA. Jesús no vino a traerle cargas a la gente, al contrario, vino a quitarlas. Incluso dijo: Los que estén cansados y agobiados que vengan a mí, que los haré descansar (Mt 11,28).

Jesús enseñó que de lo que está lleno el corazón habla la boca (Mt 12,34). El mensaje no se puede ahogar en malas noticias. Las personas que te escuchan tienen problemas, conflictos, incertidumbres, inquietudes y Dios te ha colocado ahí para que les hables del evangelio de la vida abundante que Jesús da a quienes se dejan encontrar por Él.

  1. Deja preguntas y frases en la cabeza de las personas.

Una experiencia que toca el corazón pasa por la cabeza, por esta razón hay que procurar que quien te escuchó durante la prédica, luego se quede con ruido en el interior. Palabras, frases, preguntas que le marcaron y que le permitirán ir a la oración.

Siempre pienso en el joven rico (Mc 10,17), en cómo habrá sido su noche luego de escuchar la respuesta de Jesús, o en la samaritana, en Zaqueo, en Marta y en otros muchos personajes del evangelio. Quedaron con ruido en la cabeza, podría apostar a que fue así. La cabeza de las personas debe de resonar cuando se les habla de Jesús.

  1. Evita dar órdenes.

El evangelio es una propuesta. Jesús nunca obligó a nadie a seguirle e incluso, cuando envió a sus discípulos les dijo que el que crea se salvará. Creer es un acto de la voluntad de la persona. A veces caemos en el error de dar órdenes, pero el evangelio es una propuesta y la respuesta que damos al Señor al seguirlo, se fundamenta en la libertad. Al predicar hay que evitar dar órdenes imponiendo nuestras ideas o criterios, es necesario dejar que las personas decidan.

Una persona que me gusta es Zaqueo (Lc 19), a quien Jesús no le dijo que entregue lo robado o que comparta su riqueza. Solo bastó la presencia de Él en su casa para que Zaqueo tome decisiones. Hay cosas que son para la persona y el Señor, nuestro papel es anunciar lo que el evangelio ha hecho ayer y hoy, y las decisiones las tomarán las personas por si mismas. Para eso nos ha hecho libre el Señor.

  1. Provocar la trascendencia.

Jesús hablaba del Padre de tal manera que en un momento Felipe le pidió que le muestre al Padre (Jn 14,8). Predicar es mostrar a Dios y procurar que las personas que están ahí hagan una pausa en sus vidas y piensen en Él, en lo que quiere y puede hacer en ellos.

La trascendencia ayuda a las personas a pensar en algo más que en los problemas, circunstancias y la vida que tienen ahora mismo. Les hace elevar la mirada y pensar en algo que nos espera y supera nuestras expectativas.

Espero estas herramientas te hayan ayudado a crecer y a fortalecerte en el ministerio de evangelización que Dios ha puesto en tus manos.

9 Comentarios

  • Fior Moya

    De mucho provecho espiritual. Gracias por aportar de la sabiduría con que nuestro amado Abba te favore. Paz y bien.

  • Marite

    Gracias hermanos por este excelente trabajo, me ayuda mucho tus consejos pues en ocasiones me han pedido predicar, aunque muy poco, pero la última vez te observe tanto para mejorar y ahora estas herramientas que me facilitas me complementan y me dejan una idea mas clara para mejorar. Gracias!

  • Victoria Espinoza Rojas

    Sin duda alguna la palabra de Dios hay que vivirla. Hace unos días escuché esta frase, el evangelio no es para leerlo, el evangelio es para VIVIRLO.. Como predicadores, debemos de vivir ese mensaje directo con Dios y al mimo tiempo nosotros también hacernos preguntas!!!! Así también nosotros desde nuestra propia experiencia, dar el mensaje que Dios quiere que demos a los demás

    • melchormaldonado

      Que bendición leer eso que escribes victoria. Esa frase de: «El evangelio no es para leerlo, es para vivirlo» se le atribuye a San Francisco de Asís. Estoy de acuerdo con lo que escribes. Gracias por comentar y bendiciones.