Ropa para nadar.
«Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.» Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido – pues estaba desnudo – y se lanzó al mar.» Jn 21, 5-7
Este texto es probablemente uno de los mas conocidos sobre la resurrección del Señor. Es el texto del reencuentro en el mar en la pesca milagrosa. Al igual que la primera vez, que Pedro dejó los peces y se lanzo a los pies del Señor, ahora repite la misma acción, se lanza para ir a Él, que le espera en la orilla de la playa. Escuchó de labios de uno de sus compañeros ¡Es el Señor! Y se lanzó. Pero eso no fue lo único que paso.
Si leemos bien y nos imaginamos el escenario, dice que Pedro estaba desnudo y se puso ropa para ir al Señor. ¿Por qué? ¿Cuál es esa necesidad que tiene el ser humano de no dejarse ver tal y como es? No caigamos en la tentación de quedarnos en la desnudez física. Aquí hay algo más, esto se trata de la vida. Constantemente estamos escondiendo nuestros problemas, vulnerabilidades, debilidades, pruebas; escondemos todo aquello que hace que los demás nos vean como somos. paradójicamente, en medio de tantas redes sociales en la que queremos que nos vean, en el fondo, evitamos ser vistos como somos en realidad.
Esta actitud de ponernos la ropa para ir al Señor afecta nuestra manera de relacionarnos con Él. Dios quiere que vayamos a Él con nuestras debilidades, nuestros miedos, frustraciones y fracasos. Su deseo es alimentarnos. Él estaba en la orilla esperando a Pedro para alimentarlo y este estaba preocupado por su apariencia. A veces la gente suele ponerse ropa para nadar, van por el mar de la vida nadando con una carga que no les permite ser auténticos e ir por la vida tal y como son.
Quítate la ropa para que puedas nadar con libertad en el mar de su amor y de su presencia. Él conoce la desnudez que se oculta detrás de la ropa que llevas. Su corazón te espera abierto para que experimentes la libertad que se respira cuando te sientas a sus pies a comer los pescados y los panes que Él ha preparado para ti.
Si te gustó, suscríbete y comparte con tus amigos.