EL CIELO ESTÁ ABIERTO

Con la caida de Adán y Eva, los cielos se cerraron. Dios puso ángeles en la puerta para que nadie más pudiese entrar (Gn 3, 24).

El nuevo Adán, Jesús, cuando se bautizó se abrieron los cielos, bajó sobre Él el Espíritu Santo y al salir del agua, los cielos no se volvieron a cerrar y el Espíritu Santo se quedó con Él. Jesús abrió una puerta y trazó un camino de autoridad y poder para sus seguidores.

«En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él«. (Mc 1:10).

Jesús vivió su vida bajo un cielo abierto. Cuando oraba levantaba su mirada al cielo, cuando pediría al Padre su intervención para realiazar prodigios levantaba su mirada al cielo. Él Rey Jesús sabía que el cielo está aquí.

Sus discipulos le pidieron que les enseñe a orar; que les enseñe a conectar con el Padre y Él, los hizo mirar al cielo abierto, mostrándoles que lo normal es atraer el cielo a la tierra y buscar que se realice aquí lo que se pensó allá.

«Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo». Mt 6, 9-10

Cuando terminó su ministerio, no nececitó que los cielos se abrieran, porque los cielos estaban abiertos. Todo lo que Él hizo cuando caminó en medio de nosotros lo hizo bajo un cielo abierto. Los cielos están abiertos y no cerrarán. Solo es libre quien vive bajo un cielo abierto.

«Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos». Hch 1, 9.

La promesa del Espíritu Santo sobre sus seguidores se hizo con un cielo abierto; Jesús prometió que vendría otro consolador. Cuando el consolador llegó, llegó desde el cielo.

«De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban». Hch 2,2.

Los cielos están abiertos. No hay poder, fuerza o barrera humana que sea capaz de cerrar los cielos. Podrán haber nubes y tormentas, pero el cielo está abierto. Por encima de lo que limite la visión, de lo que oscurezca el ambiente, el cielo está abierto. No existe nada que pueda permanecer firme ante un cielo abierto.

Muchos creyentes viven ajenos a esta realidad, parece que hay algo en su vida que no les permite ser conscientes de este poder que está a su disposición. Jesús dijo que al creyente nada le es imposible (Mc 9, 23), sin embargo existen quienes viven desde la imposibilidad, las limitaciones, las carencias, los miedos y el desánimo. Lo único que desanimó a Jesús fue la dureza del corazón de los fariseos y la incredulidad de sus discipulos, después nada, absolutamente nada desanimó a Jesús, porque Él sabía que había un cielo abierto sobre Él.

Pentecostés es una invitación para vivir conscientes de que los cielos están abiertos sobre nosotros y disfrutar de sus beneficios. Solo el Espíritu Santo te hará vivir esta relidad desde este instante, no hay que esperar un día, un momento, aquí y ahora mientras lees esto tienes la oportunidad de mirar al cielo y pedir al Señor que haga real en ti su poder con toda su riqueza. San Pablo dijo: «Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos» (Cfr. Hch 17, 28); Pablo sabía que los cielos estaban abiertos.

PENTECOSTÉS ES SINÓNIMO DE CIELOS ABIERTOS

VEN ESPÍRITU SANTO Y ENVÍA DESDE EL CIELO UN RAYO DE TU LUZ.