PREDICARLE A ADOLESCENTES-JÓVENES ES FRUSTRANTE…
De seguro has escuchado esta mentira en alguna ocasión; se ha repetido tantas veces que, en muchos casos, creemos que es verdad y lo damos por hecho, al punto que, en muchas de nuestras reuniones, planificaciones, grupos esta mentira se repite. Lo dicho anteriormente lo podemos encontrar en tres grupos de personas:
- Primero: Personas que no tiene un llamado a trabajar con jóvenes y lo han hecho en alguna ocasión forzados por una necesidad que hay que satisfacer o porque “alguien tiene que hacerlo y hay que obedecer al que está al mando del grupo o comunidad”.
- Segundo: Personas a las que no les interesa ni siquiera saber si tienen o no un llamado y el simple hecho de ver jóvenes y adolescentes les apesta.
- Tercero: Personas que tienen el llamado y que no saben por donde empezar, y ante la “incapacidad que sienten tener”, se paralizan, se frustran y dan por hecho que es imposible.
El tercer grupo de personas es el que me interesa en este artículo. Porque ellos son quienes buscan la forma de conectar, de aprender, de descubrir sus capacidades, de encontrar herramientas para aplicarlas en su campo pastoral a la hora de anunciarles el evangelio, que también es para ellos. No nos olvidemos que la biblia, desde el libro del Génesis está llena de llamados a jóvenes que formaron una parte esencial de la historia de salvación. Él Dios que llamó a diversidad de jóvenes en el Antiguo y Nuevo Testamento, no ha dejado de llamar y de buscar.
Aparecen dos mitos muy comunes en el trabajo con adolescentes y jóvenes, puede haber más, y podrías identificar más mientras me lees, pero te comparto dos que he escuchado en diversas ocasiones:
- Si son muy jóvenes (13-16 años) se les acusa de faltos de experiencia en la vida; incluso a veces hasta se dice que aún no han cometido ciertos pecados, por lo cual no serán tocados profundamente por la misericordia de Dios. Esto es gravísimo. Limitar la experiencia del kerigma de un joven por el prejuicio de que no tiene X pecado atenta directamente contra el regalo del amor de Dios para sus hijos. Parecería que hemos convertido el encuentro con Dios en una experiencia motivada necesariamente por un trauma.
- Si son más grandecitos (17-22 años) se les acusa de inmaduros y de no tener a Dios como prioridad, señalando que están más interesados en sus estudios, tener pareja, en su trabajo, en sus amigos, etc. Pero hagámonos algunas preguntas: ¿Qué se pretende? ¿Jóvenes que no estudien y no piensen en su futuro? ¿Jóvenes que no trabajen y se pasen el día o 5 días de la semana en una iglesia en labores pastorales? ¿Queremos jóvenes que sean vagos y no hayan aprendido ningún oficio para trabajar y ayudar a sus padres o darles a sus futuros hijos una buena educación y garantizarles sus necesidades básicas? Incluso, algunos si deciden ir al seminario o convento, se les dice que se ríen mucho y que no tienen “cara de consagrado”. ¿Qué se pretende? ¿Que tengan caras amargadas? Creo que, de esas, ya tenemos suficientes.
En esta edad, los jóvenes están concluyendo procesos de su desarrollo que se asocian a la definición de su identidad, lo que van a estudiar o profundizando en los estudios que iniciaron, pensando en su futuro laboral, incluso ya muchos trabajan y pagan sus estudios con el dinero que ganan, y entre otras cosas, van definiendo y perfilando su vida. Es una etapa marcada por la diversidad de decisiones, la confusión, la indecisión y la necesidad de personas mayores que los acompañen en este proceso no como guías, sino como compañeros de camino. Repito: no como guías, sino como compañeros de camino. En esta etapa no necesitan alguien que les diga qué hacer, sino alguien que vaya con ellos en sus decisiones y esté ahí para celebrar el triunfo o llora el fracaso.
Lo primero que hay que entender en estas dos realidades que acabo de compartirte son las etapas del desarrollo en el que se encuentra cada persona. Cada individuo, va viviendo su vida por etapas y cada etapa tiene unas características, unos intereses y unas necesidades distintas y esto es lo que hay que preguntarse: Los jóvenes de mi comunidad, ¿En qué etapa de su desarrollo están y cuáles son los intereses de esa etapa?
Una de las cosas que más me impresiona de Jesús es la comparación que hace con el pastor y las ovejas (Juan 10, 11-16) ahí Él dice que a cada oveja el la conoce por su nombre. Recordemos que, en el contexto bíblico, conocer el nombre de alguien era saber quien era, de donde venía esa persona, sus necesidades, sus intereses, sus valores. Al decir que conoce cada oveja por su nombre está diciendo que sabe en que lugar se encuentra esa persona en ese momento de su vida. Que hermoso sería que, como líderes, predicadores, evangelizadores, y hombres y mujeres de fe interesados en compartir nuestra experiencia de Dios, procuremos conocer los escenarios en los que nos toca evangelizar, para que así el Señor ilumine nuestra mente y podamos transmitir un mensaje que pueda tocar los deseos más profundos de esas personas.
Algo que a mí me ha enseñado mucho trabajando con adolescentes y jóvenes en mi trabajo, en la evangelización y en mis relaciones, es descubrir el valor de la diversidad. En el sistema educativo hay constantes revoluciones en busca de los mejores elementos que suceden en los procesos de enseñanza-aprendizaje y en lo pastoral, no debería de ser diferente. Recuerda que los jóvenes que van al colegio y a la universidad, son los mismos que van a los grupos de oración.
Cuando identificamos y valoramos la diversidad en nuestros jóvenes, el panorama cambia. Ver más allá de las vestimentas, cortes de pelo, preferencias musicales, formas de expresarse, es una ventaja que tenemos para llevarlos a los pies del Señor. Será sorprendente ver el proceso de evangelización y discipulado de estos jóvenes, porque quien logrará la transformación en ellos será el Espíritu Santo con su poder, y no nosotros con nuestras pobres recomendaciones que no van más allá de sugerencias que piden cambios conductuales o de apariencia. La enfermedad más peligrosa que puede tener un líder juvenil es la adicción a la apariencia. ¿Recuerdas lo que el Señor le dijo a Samuel? “…pues el hombre se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.” 1 Sam 16,7.
¿Te imaginas un grupo de oración donde todos los jóvenes sean iguales? ¿Te imaginas una comunidad donde a todos les guste la misma música, la misma manera de vestir, la misma manera de orar, la misma manera de predicar, donde todos hablen el lenguaje carismático? No me lo imagino y Dios nos libre.
A mi me fascina Jesús, es mi pasión y cada vez que leo el evangelio y trato de imaginarme aquel grupo me pregunto: ¿Cómo lo hizo Jesús? Si te fijas, en ese grupo numeroso de seguidores tenía hombres, mujeres, niños (¿Recuerdas la multiplicación de los panes en Mt 14,21?) personas con creencias religiosas y políticas muy opuestas, personas con capacitación y humildes agricultores y pescadores, sin embargo, Jesús vio las diferencias de cada uno y las pudo integrar. Jesús vio algo que la gente común no veía y fue más allá de lo que las personas pensaban de estos seguidores de Jesús, y por ese énfasis de Jesús con los diferentes, logro la conversión de una cantidad innumerable de sus seguidores.
El apóstol Pedro en su primera carta dice algo que a mi me llena de ilusión cada vez que lo leo, es lo siguiente:
«Que cada uno ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios.» 1 Pe 4, 10
Esta es una cita bíblica que hace ilusión, aparecen varias cosas:
- cada uno,
- los demás,
- la gracia,
- diversas gracias
Más claro de ahí no puede estar el deseo de Dios en unificarnos en la diversidad. Ese es su anhelo, su deseo y el canal por el cual Él transformará nuestras vidas de servicio y la vida de quienes tienen contacto con nosotros.
Concluyo con esto, cuando vayas a predicar a un retiro de jóvenes, a un campamento o congreso piensa en esto: ahí hay jóvenes que viven con sus abuelos, tíos o hermanos, es decir, NO VIVEN CON SUS PADRES, ya sea por muerte, divorcio, o porque nunca hubo una familia. Ahí hay jóvenes que no estudian porque no tienen recursos para pagar sus estudios y la vida que les ha tocado no les da las posibilidades económicas que quisieran. Ahí hay jóvenes que tienen conflictos con su sexualidad, con su apariencia física, que están librando batallas secretas con páginas de internet adictivas, jóvenes con adicciones a las redes sociales, con situaciones de soledad que solo ellos y sus mascotas conocen. Piensa en eso y creo que a la hora de orar al Señor para que ponga las palabras en ti, el sabrá poner la bala donde tu pongas la mirada: el corazón sediento de chicos que necesitan un abrazo de Jesús.
Predicarles a adolescentes y jóvenes es fácil cuando abres tu mente y corazón al Señor para que seas el instrumento que Él use para darle a ellos la mejor noticia y el mejor regalo que van a recibir en sus vidas: Jesús.
Que el Señor que te llamó, te llene de la sabiduría que necesitas para poner al servicio de los demás, aquellos dones y carismas que ha puesto en ti.
Imagen tomada de: pixabay.com
2 Comentarios
Victor Hugo Quezada
Exelente tu punto de vista hermano, coincido contigo, los jovenes y adolescentes tienen carismas hermosos y a veces nosotros no sabemos identificar sus necesidades y preferencias es por eso que no obtenemos el resultado deseado, si el medico no identifica cual es la enfermedad real del paciente estara dando diagnosticos equivocados , hasta que no haga un diagnostico profundo comprendera que medicina aplicar, dosis, y tratamiento para que no vuelva a enfermar. Siento que la evangelizacion con los adolescente y jovenes debe ser siempre usando los metodos de Jesus y no aplicar tantos razonamientos humanos que en ocasiones hacen mas daño que bien.
Muchas gracias hermanito por tu tiempo y disposicion en la obra de construccion del Reino. DIOS TE BENDIGA saludos desde Nuevo Casas Grandes Chihuahua Mexico
melchormaldonado
Bendiciones Víctor.
Siempre te recuerdo con mucho cariño por el amor y acogida que me dieron cuando estuve con ustedes.
Es tal y cual dices, si no se conoce la enfermedad, se estarán aplicando medicinas incorrectas.
Abrazos y bendiciones.
Nos vemos pronto.